sábado, 31 de julio de 2010

Cuento huichol



Pero que es esto? Se preguntaba con insistencia Oliver a mirar frenéticamente los camiones de refresco y anuncios publicitarios que llegaban a su pequeño pueblo a las afueras de san Luis, veía como los niños frenéticos corrían con los nuevos juguetes esotéricos llenos de luces y sonidos metálicos que el nunca entendería, y que a su edad solo eran un mensaje que todo a su alrededor estaba por terminar tal y como lo conocía, el mundo tal cual era estaba a punto de cambiar.
Ya no había el respeto a los árboles y a las almas de los bosques que procuraban una cosecha que el sol y la lluvia se encargarían de lograr, ahora las maquinas indestructibles e se apoderaban de la tierra sagrada escrita por el viento y los árboles solo morían viendo su tierra negra por los cultivos de plantas de plástico, la conciencia se había ido de los suyos y de sus cercanos. La conciencia solo era un recuerdo que solo los espíritus del bosque sabían que quedaba en lo mas lejano del desierto de las almas, donde los coyotes y lo búhos vigilan la entrada del santuario que guarda celosamente la planta de la conciencia, el único vestígo del mundo pasado donde los ancianos eran sabios y los espíritus vivían en armonía con los hombres.
Oliver trabajaba en una pequeña tienda de raya, de las de antes donde se vendía semillas leche y miel, lugares detenidos en el tiempo que cada vez se quedaba mas olvidados en las paredes y solo los recuerdos de los de antes y los fantasmas procuraban, ganaba lo suficiente para poder alimentar a su madre y hermano pequeño, su padre había emigrado como su conciencia al otro lado, al país de las lujosas mascaras, donde los sueños se cristalizan en el deseo y en el trabajo, aya fue su padre donde el pensamiento y la razón eran solo vistos como herramienta de trabajo, le alcanzaba para mandar dinero cada semana para los suyos, lo suficiente para sobrevivir para poder caminar los días con dignidad. Y su tío hermano de su padre quien ayudaba de vez en cuando a  su familia.
Regresando a su casa vio a un hombre que se tendía debajo de un árbol, como adolorido de las costillas, como si su sombra le pesara lo suficiente para arrodillarlo a la sombra de un ahuehuete, donde el ultimo manantial de la ciudad brotaba, y Oliver fue a preguntar, a verlo, a ver si el hombre era bueno de salud, pero no era así, el hombre viejo como el tiempo y con la piel de árbol, con olor a tierra y los ojos profundos como el agua del manantial. un hombre moría y Oliver era la única presencia de aquel hombre. Esta usted bien? Como se llama? Pregunto Oliver al hombre viejo. Yo –dijo el hombre- soy un espíritu, mi nombre nace en la tierra y lo pronuncia el viento, vivo en la grieta del desierto y mis hermanos han muerto, yo, - dijo el hombre- soy la conciencia, el fantasma del tiempo y de los hombres y mujeres verdaderos. Que te ha pasado necesitas ayuda que te han hecho? Pregunto Oliver intrigado. Me han matado me ha matado la codicia y la soberbia humana, he muerto por guiar a los hombres en el camino correcto, para alimentar al gran espíritu del desierto, que vive gracias a la conciencia de los hombres, pero ahora el muere porque ya no se alimenta, ya no hay pensamientos de conciencia y razón y el viento a secado sus ramas, solo la luna conoce sus secretos y el milagro esta en el códice. Diciendo esto el hombre saco un pequeño rollo de dibujos de su maltrecha vestimenta, miro al cielo y exhaló, murió un espíritu.
Oliver tomo el pequeño códice y comenzó a leer:
En un principio los hombres y mujeres eran nobles y su conciencia estaba tranquila, los espíritus del bosque ayudaban al los hombres y mujeres a trabajar y vivir serenos con la naturaleza, el equilibrio era indestructible. Había dos grandes poderes y fuerzas creadoras, a planta sagrada hikury que vivía en el peyotl que sostiene el universo, todo estaba en equilibrio total con el cosmos y las cuatro fuerzas mágicas ayudaban al equilibrio del mundo, dignidad, justicia, igualdad y respeto. Y su rival Rierika, que vivía en la flor y el aroma de toloatzin, la planta de los demonios y los fantasmas, pero que equilibraban el universo y sus 4 grandes fuerzas, con la revolución de sus incansable lucha eterna en el tiempo. Un día un hombre fue tocado por la avaricia por el deseo y la traición del Rierika y no volvió mas a procurar la planta de la conciencia, el gran espíritu, y rompió sus raíces para que no pudiera crecer. El mal se procuro entre los hombres y lentamente confinaron al gran espíritu al desierto de las almas, y los hombres olvidaron su historia, olvidaron su pasado, su tierra y su razones, olvidaron la tierra y fueron olvidando su dignidad, olvidaron el aliento del viento y su renovación ancestral y los hombres no se respetaron jamás, existió el tiempo de guerra que el hombre había procurado con sus acciones y la justicia y la igualdad desaparecieron y por ultimo la conciencia fue invadida por el egoísmo el miedo y el odio. Solo unos pocos espíritus mantuvieron viva la llama de la conciencia y sellaron el portal divino en el desierto de las almas y su vinculo que los unía radicaba en la protección de el gran espíritu. Ahora los hombres son inconcientes, y la planta sagrada muere, hay que repartir la conciencia de nuevo entre los hombres para restablecer el equilibrio universal. Los espíritus lucharon incansablemente entrando en la mente de los hombres y mujeres que sin descanso que lucharon por la conciencia, pero fueron cazados por la poder oscuro.
Oliver por fin comprendía por que los bosques desaparecían y la codicia y maldad se apoderaban de cada una de las mentes de los suyos, de los grandes, porque la pobreza existía en el corazón de los hombres y mujeres que hacen el mundo, los que dibujan la noche, ahora por fin veía que el futuro de los hombres estaba en rescatar al ancestro fuego hikury, y devolverle la conciencia a los hombres.
Regreso a su casa, y le hablo a la pared, busco debajo de su cama y en su azotea, pero no encontró nada que pudiera servirle, no sabia lo que buscaba ni como encontrarlo para partir en su viaje que tenia que emprender. Horas y horas estuvo en las cuatro paredes de su habitación buscando hasta el ultimo rincón de cal y piedra, hasta que callo en su cama y lentamente quedo dormido, un sueño profundo y vivido donde soñó con una anciana de rebozo negro y un manojo de ajenjo. La anciana le hablo en su sueño le dijo que tenia que ir al manantial de los 3 arroyos y dibujar con cal una cruz, encender una vela y en un papel escribir 3 veces, “llevadme al camino que me pierdo”  y perder el papel en el manantial. Recuerda, lleva siempre contigo un manojo de ajenjo te protege de mal que se te va la vida.
La noche había sido algo perturbadora para los Oliver quien recordó lo que tenia que hacer, y se encontró con su madre quien ahora enferma le pedía que no se marchara, que quien cuidaría de ella y su hermana, el solo la beso en la frente y le prometió que volvería con una nueva esperanza para su familia. Una voz a lo lejos se oyó que decía, no te preocupes mujer, déjale marchar yo cuidare de ustedes, era el tío Fausto que le daba un camino a Oliver para emprender su viaje.

Con lo necesario en un pequeño morral de yute el joven se despidió de su madre maltrecha de salud y salio de su casa con las primeras horas de la mañana, cuando el calor apenas emancipa las gotas de agua en vapor; tenia que darse prisa, llegar cuanto antes a al manantial de los 3 arroyos y hacer todo tal cual la anciana le había dicho en su sueño. Y llego, donde un ahuehuete gigante hundía su raíces en el suelo y procuraba un manantial de agua azul profundo, y al anochecer Oliver escribió 3 veces en el papel “llevadme al camino que me pierdo” encendió la vela y perdió el escrito en el agua, lentamente el joven comenzó a sentirse mareado, y el gran árbol le susurro en el viento, “la mano cerrada un puño de arena abraza, abierta la mano, el desierto entero pasa, ten fe y valor que en el norte un jade azul te espera, y su símbolo en tu mente irá” al terminar de soplar el viento Oliver durmió al pie de su sombra y un sueño mas apareció, era un tormento, su madre estaba a punto de morir, su hermano caía en una noria profunda y gritaba sin que su boca profiriera sonido, y una voz de ángel decía “pronto acabara el mundo, pronto acabara el mundo” el por su parte solo podía ver y no podía hace nada ya que por cada paso que daba su madre moria, y en lo alto de la escena una frase le decía, “morirás con cada paso que des al desierto de las almas” despertó asustado y exaltado, en tanto, su mano rozo algo en el suelo, era el papel que había escrito que ponía, “ajenjo”.
Pronto se incorporo y vio que amanecía de a poco y siguió su camino, agradeció al gran árbol y al manantial y emprendió la marcha. El camino era largo,


continua...